Atrás dejo las tiendas de Shibuya, el parque Yoyogi (como os conté en la primera parte, aquí) y el
gran y poco atractivo Parque Imperial de Tokyo (un vasto parque con más gravilla que en una cantera y las puertas cerradas al turismo) para conocer algo más de su
cultura nocturna. ¡Y qué cultura!
Tokyo, es el lugar donde los ciclos del día se palpan de
forma increíble. Mientras durante el día ves turistas y gente joven
paseando, en cuanto se acerca la hora punta (6-7 de la tarde) un ejército de
hombres y mujeres en uniforme de oficina invaden las calles y los trenes de la
metrópolis.
El trabajar en una oficina es la aspiración de la mayoría de
nipones y eso es de las 7 de la mañana hasta casi las 7 de la tarde, o más
tarde incluso.
Pero… ¿Qué hacen después? ¿Cuándo “viven” esos seres más
adictos al trabajo que Tiger Woods al sexo?
Bueno, una solución en Tokyo es el famoso barrio electrónico
de Akihabara. También la llaman Electronic City, por sus incontables y
enormes tiendas que contienen todo tipo de trastos que funcionan con electricidad. Pero
los electrodomésticos aquí son solo secundarios. Akihabara también es famoso
por el mundo Manga y Anima que llena sus fachadas. Eso y los llamados Otaku (en occidente
Friki o Nerd) o personas con aficiones obsesivas.
Aquí lo realmente fascinante es lo que ocurre en las
plantas superiores de las tiendas de electrónica. Allí donde se encuentran miles
y miles de videojuegos, DVD y todo lo que uno se pueda imaginar relacionado con
el mundo Hentai (Pornografía de dibujos animados). Con carátulas cuyas
protagonistas Manga aparentan de media unos 15 - 16 años. (Os ahorraré la foto en
este caso.) Y es que aquí el mundo virtual y el perverso están separados por
una simple planta (sin restricción de edad, claro).
Luego, en las calles secundarias – niñas vestidas de
colegialas reparten folletos y atraen al oficinista mayor para que se tome algo en un bar
cercano y “disfrute” de su compañía. Compañía legal, a la que la mayoría de chicas se dedican para poder permitirse sus lujosos caprichos a la “Louis
Vuitton & Co.”. El consumismo es caro y las niñas quieren dinero… Todo eso
no es ningún secreto en Japón y con lo “diferentes” que son aquí los
matrimonios, cada uno se busca su particular diversión.
Después de tantas cosas extrañas era hora de salir de fiesta
con unos amigos europeos del Hostal. Así que allí íbamos: dos londinenses, un
belga, un barcelonés y un alemán en busca de la famosa noche de Tokyo.
No hace falta buscar mucho para encontrarla incluso en un
martes noche. Decidimos ir a una discoteca cerca de Shibuya. La entrada, unos
1000 Yen (8€) venía con una copa y lo más impresionante…¡¡¡se podía bailar!!!
(Cosa prohibida en otros sitios como os conté hace unas semanas en otro post.) Pero no se podía hacer fotos, ni subir a la tarima y tampoco pasar al área que
decía “Girls Only” que encima ocupaba medio local... ¡Japón!.
Anécdota de Tokyo: Cuando Grant y yo íbamos una noche sobre las
11 PM en el metro, un hombre recién salido de la oficina se quedó dormido
estando de pie y se cayó encima de nosotros como un plomo. Se levantó como si
nada hubiera pasado y absolutamente nadie alrededor se inmutó lo más mínimo. ¿Será
que es normal? Momento “Lost In Translation”.
Tokyo es para vivirla, para verla, para quitarse de la
cabeza todas esas ideas erróneas que te haces viendo documentales en la
televisión o en internet. ¿Es una ciudad de locura? Si, si lo buscas. ¿Es una
ciudad tranquila? Si, si lo buscas. En mi humilde opinión Tokyo es una ciudad
de contrastes como toda gran capital del mundo. Y con 13 millones de
habitantes, incluso en una filosofía tan lineal de Japón tiene que haber
diversidad. Perversión a parte, ¡Menos mal!
Lo real es lo que está ahí fuera. No dejes que te lo
cuenten, ¡Vívelo! ;-)
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